Juana Ramírez se destacó por su pasión patriota, su
deseo por la libertad, y su entrega a la lucha independentista. Defendió a Maturín del ejército de
Domingo Monteverde en 1813, aquel glorioso 25 de mayo cuando logró que este grupo de mujeres se dirigiera hacia el enemigo español,
y con gran valentía se les enfrentó hasta que los realistas cayeron vencidos.
Juana nació el 12 de enero de 1790, en un poblado
llamado Chaguaramal, cerca de Maturín, en tierras de la provincia de Barcelona.
Su madre, llamada Guadalupe Ramírez, era una negra esclava, traída de África y comprada por la familia del General Andrés Rojas.
La negra Guadalupe y su hija se dedicaban a
trabajar las tierras que la familia Rojas tenía en Chaguaramal.
Se dice que su padre fue uno de los Generales
Rojas: Andrés o José Francisco. Doña Teresa Ramírez de Balderrama crió a Juana,
la protegió y le dio su apellido.
Así, pues, la niñez de Juana transcurrió en las
haciendas del General Rojas en Chaguaramal.
En 1813, Maturín era una aldea de casas con paredes
de bahareque y techos de paja. Era una aldea muy pequeña. Perteneciente a la
provincia de Barcelona.
La noticia de los sucesos de 1810 y las ideas
independentistas habían llegado a través de un rico ganadero maturinés que se
hallaba en Trinidad e inmediatamente ganaron adeptos.
La Familia Monagas y los Rojas, entre otras,
rápidamente se unieron a la lucha y formaron sus ejércitos con los esclavos de
sus haciendas.
Siendo Juana, una adolescente de 15 años, ya se
interesaba en acompañar al General Andrés Rojas a realizar las labores de la guerra independentista.
Estuvo en las batallas que se realizaron en las
cercanías de Maturín, contra Antonio Zuazola, de La Hoz, Monteverde y Morales.
Era una negra alta, con mucho carácter y un gran coraje. Sabía infundir a sus compañeros un gran ímpetu hacia la lucha
patriótica.
Por los alrededores de Maturín, se ganaron cuatro
batallas, entre 1813 y 1814: el 25 de mayo de 1813 (Alto de los Godos), Los
Magueyes, Aragua, Uracoa. Se perdió una batalla, y con ella, se hundió no sólo
Maturín sino también la Segunda República.
En la batalla del 25 de mayo de 1813, Juana tuvo
una significativa actuación. Ese día patriotas y realistas se enfrentaron en
una dura lucha que tuvo su final al oscurecer el día.
En el norte de Maturín, en la sabana llamada Altos
de los Godos se reunieron los patriotas, esperando a Monteverde con sus dos mil
hombres, que venía desde la Cruz de la Paloma.
Como a las 11 de la mañana empezó el fuego. Los
patriotas eran menos en número de soldados.
Cerca de la Plaza Piar de Maturín, un grupo de mujeres
bien resueltas se encontraban luchando también. Comandadas por Juana Ramírez,
con apenas 23 años, atacaban al enemigo, atendían heridos y hasta disparaban
cañones.
La Batería de Mujeres la formaban, además de Juana
Ramírez, "María Antonia (abuela de Eloy Palacios) y Juanita Ramírez, Marta
Cumbale, Valentina Mina, Graciosa Barroso de Sifontes, Vicencia y Rosa Gómez,
Dolores Betancourt Mota, Carmen Lanza y Luisa Gutiérrez, Isidora Argote,
Eusebia Ramírez, Guadalupe Ramírez, Rosalía Uva, María Romero de López, Josefa
Barrosos, Juana Carpio y Lorenza Rondón".
Desde Altos de los Godos llegó la noticia de que
los patriotas se les estaban acabando las municiones.
Eran casi las 4 de la tarde, así que el Comandante
Felipe Carrasquel, jefe de los patriotas en este encuentro, ordenó a Juana
avanzar hasta Los Godos. Juana y su batería de mujeres, con gran coraje y
valentía, iniciaron su avanzada.
Entre disparos y cañonazos llegaron a auxiliar a
los patriotas. En la batalla también estaban José Francisco Azcue y Manuel Piar
viendo cómo la negra Juana luchaba con tanto esmero. Monteverde no le quedó más
remedio que huir ante tal arremetida y dejó al Comandante Antonio Bosch y al
Capitán Pedro Cabrera y otros en la batalla. Bosch y Cabrera murieron, al rato,
bajo las lanzas patriotas.
Como premio del triunfo los patriotas ganaron: armas, municiones, 6.000 pesos de plata, 3 cañones entre otros. Y los cofres de
Monteverde.
Las bajas fueron: 479 efectivos muertos, 27
oficiales realistas y centenares de muertos.
Juana Ramírez se encargó, al terminar la batalla de
dar sepultura a los realistas caídos. Estos fueron enterrados en un sitio
llamado la "Mata de la Muerte",
al pie de un árbol ubicado frente a la Iglesia San Ignacio, en lo que hoy es Fundemos.
El 25 de mayo de 1813 se salvó Maturín. Sin
embargo, el 11 de diciembre de 1814 la ciudad cayó en las manos asesinas del
español Tomás Morales: arrasó con la aldea, quemó todas las casas y asesinó a
todos los ancianos, niños y mujeres que pudo.
En su mayoría era la población caraqueña y del centro que se había venido a Oriente cuando Boves entró a
Caracas. Con esta batalla se termina de perder la Segunda República. Los
patriotas sufren una gran derrota.
Los pocos que se salvaron lograron irse a las
montañas y desde allí en forma de guerrilleros combatieron a los realistas. Se
alimentaban de ganado perdido por el monte, plantas y otros animales salvajes.
Con el tiempo se atrevieron a fundar algunos poblados, cercanos a los que estaban antes de la
quemazón de Morales. Juana siguió luchando como guerrillera por las montañas de
El Tigre.
Al independizarse Venezuela,
Juana se estableció en Guacharacas (hoy San Vicente), Monagas. Formó una
pequeña familia con sus cinco hijas: Clara, Juana, Juana Josefa y Victoria.
Allí vivió de la agricultura.
Murió en 1856, a los 66 años. Fue enterrada en el cementerio antiguo de
Guacharacas en El Bajo.
Un monumento, construido en 1975, recuerda el sitio
donde reposaban sus restos hasta el día 23 de Octubre de 2015 cuando fueron
trasladados al Panteón Nacional, en Caracas, lugar donde reposan los restos de
los héroes y heroínas luchadores de la Independencia de nuestro país.
Y allí casi al final de Av. Bolívar,
cuando se acerca a la Av. Raúl Leoni, se encuentra el monumento que le rinde
honores a tan admirada mujer.
Allí está la Redoma de Juana La Avanzadora, en su
estatua de bronce con el machete en la mano, arengando a los que luchan por la
libertad. Que su monumento sirva para recordar que la libertad es un bien que
debe conquistarse y, luego, defenderse.
Monumento Juana La Avanzadora. Realizado por el
escultor Renzo Bianchini. 1952
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